Veamos qué hay dentro de la fábrica de la flor.
A primera vista, las plantas se ven estáticas, incluso aburridas. Pero en realidad, las plantas son increíbles fábricas que funcionan las 24 horas al día, 7 días a la semana. Allí producen su propia energía para crecer, florecer, reproducirse, germinar y sobrevivir otro día más. Para las plantas alpinas la reproducción y supervivencia es aún más increíble, considerando las hostiles condiciones climáticas de las zonas sin árboles.
(Diagram) Receptáculo – Sépalo – Pétalo
CARPELO
Estigma
Estilo
Ovario
Óvulo
ESTAMBRE
Antera
Filamento
Las partes femeninas de una planta poseen óvulos que fertiliza el polen. Los óvulos fertilizados se desarrollan y convierten en semillas.
Las partes masculinas de una planta producen polen, que son esas partículas diminutas de color amarillo o anaranjado que esperan para ser trasladadas algunos centímetros o varios kilómetros.
(Footer) El polen tiene muchas formas y tamaños. Este diagrama a gran escala muestra los granitos de polen de la flor Sky Pilot (Polemonium viscosum).
Cada granito microscópico de polen tiene un revestimiento protector que conserva el material genético inactivo hasta que llega a las partes femeninas maduras de una flor de la misma especie.
Muchas plantas alpinas se reproducen por medio de la polinización.
Las abejas y las moscas son los polinizadores alpinos más comunes. Los granitos de polen son trasladados de una planta a otra gracias a un acuerdo mutuo. Las plantas intercambian el polen con otras flores. Los insectos aprovechan para descansar en la flor y alimentarse de su néctar.
Las plantas alpinas son polinizadas, más que todo, por insectos.
Las abejas y las moscas resisten mejor el viento y las bajas temperaturas de las regiones alpinas. Sin embargo, otros insectos como los mosquitos, las hormigas, arañas, ciertas mariposas y polillas, también polinizan las plantas alpinas.
La vegetación alpina se anuncia con los polinizadores de muchas formas.
Las plantas disponen de variados colores, formas, texturas y aromas para atraer a los polinizadores. Algunas flores tienen franjas, puntitos o marcas singulares en sus pétalos para tentar a los insectos a entrar en ellas. Los colores vivos de las flores, como el amarillo, azul y morado, atraen a las abejas.
Los pétalos blancos del centro de la flor de la aguileña (Aquilegia caerulea) forman brotes que retienen el néctar para los polinizadores.
Ambas partes de la forma labial de la flor mono alpina (Mimulus guttatus) se cierran cuando una abeja toca el labio inferior para seguir el puntito rojo hacia dentro de la flor.
(Image) Foto cortesía de Walter Siegmund, de Wikimedia Commons.
La flor Sky Pilot (Polemonium viscosum) por su nombre en inglés, huele a zorrillo y esto atrae a las moscas.
(Image) Foto cortesía de J. Brew. Flor Sky Pilot, de Wikimedia Commons, en la cumbre Wheder.
Reproducción vegetativa de algunas plantas alpinas.
Si se diera una estación de crecimiento corta, las plantas alpinas se adaptan para reproducirse con rapidez antes de que llegue la nieve. Por ende, muchas plantas tienen dos clases de reproducción: polinización y vegetativa. Esta última ocurre de varias maneras, pero en todo caso, la planta nueva es genéticamente idéntica a su progenitora.
Lirio de Snowdon (Lloydia serotina)
El lirio de Snowdon se reproduce tanto por polinización como de forma vegetativa al producir yemas alrededor de los bulbos que están bajo tierra. Estas yemas son solo una parte de la planta progenitora, que se libera para empezar a crecer por su cuenta.
Bistorta alpina (Bistorta vivípara)
La bistorta alpina produce flores y bulbillos en el mismo tallo de la planta madre. Para reproducirse, las flores pueden ser polinizadas, pero los bulbillos también pueden reproducirse vegetativamente.
Sauce enano reticulado (Salix reticulata)
El sauce enano reticulado se reproduce sexualmente con amentos o candelillas de pelusas, pero también envía mensajeros subterráneos (conocidos como rizomas) fuera de la planta. Estos echan raíces para crear una planta nueva.
La reproducción por polinización (reproducción sexual) es la predilecta para preservar la diversidad genética. A menudo, la reproducción vegetativa (por bulbos, rizomas o al producir retoños) es la única opción. Ha tomado miles de años para que las plantas alpinas evolucionen y se adapten de modo que garanticen la supervivencia de su especie. Esto incluye adaptaciones en la reproducción.
<< Clima en las regiones alpinas La supervivencia del más apto >>